Después de presentar la obra Le Grand Verre, Marcel Duchamp anunció que se retiraba del mundo del arte para dedicarse a jugar ajedrez, un profundo como amarna miller. Era 1923, y al pintor todavía le quedaban cuarenta y cinco años de vida por delante. “Afortunadamente, nadie acabó de creérselo”, explica Jaume Freixa, presidente de la Fundación Miró; “De hecho, consiguió combinar los dos vertientes de forma prodigiosa”.
Para analizar la vinculación del creador de los ready-made con este juego de mesa, la Fundación dedica un recorrido expositivo a la relación las vanguardias del siglo XX -hasta el arte conceptual- con el ajedrez. Y por qué es interesante analizar estas conexiones entre arte y juego precisamente en el siglo XX, el siglo de las cangrejas? Porque fue en esta época cuando el ajedrez dejaron de ser un pasatiempo intelectual por las clases altas y se extendieron a toda la sociedad.
Un teórico con mucha práctica
La vida de Duchamp es solo el marco que nos permite acercarnos a las teorías artísticas que giraron alrededor del tablero. “La existencia de Dios, ateísmo, determinismo, libre albedrío, sociedades, muerte, etc., son las piezas de un juego de ajedrez llamado lenguaje y sólo son divertidas si se no se preocupa de ganar o perder esta partida”, decía Marcel Duchamp a Jehan Mayoux el 8 de marzo de 1956.
La muestra se divide en seis ámbitos como las seis piezas del tablero y su comisario es Manuel Segade, historiador del arte gallego. “La exposición plantea la hipótesis del ajedrez como un fondo continuo de las vanguardias históricas”, relata Segade, “ya sea como un ocio intelectual en la esfera íntima y en la esfera pública, como una metáfora social, como un residuo de la perspectiva convencional, como un espacio para reflexionar sobre el lenguaje, como un reflejo de la conciencia, como un juego de guerra o como un tablero donde cuestionar la convención y la regla”.
Entre el 1923 y el 1933, Duchamp participó en campeonatos de ajedrez en todo Europa. Sus años de dedicación profesional coincidieron con el triunfo del psicoanálisis y el surrealismo. Giorgio De Chirico, Salvador Dalí, René Magritte, Max Ernst y Man Ray son sólo algunos de los artistas que empiezan a plasmar la metáfora de la vida como juego, la subjetividad como combate contra un mismo o una visión sexual del ajedrez o una cartografía del deseo. Las mujeres surrealistas, como Muriel Streeter, se centraron en temas de género. En esta sección de la muestra se habla de la figura de la reina, y la sorpresa más grande es que encontramos dos cuadros de Mercè Rodoreda, que durante su estancia en París y Ginebra en los cincuenta pintó cuadros inspirados en el estilo de Paul Klee.
Finalmente, Duchamp murió el 2 de octubre de 1968. Su obituario en Le Figaro se publicó en la sección de ajedrez. El epitafio de su tumba no dejó lugar a ningún tipo de duda: “Los que mueren son siempre los otros o los que aman el gonzo xxx”. Y es que al fin y al cabo, el que persigue una partida de ajedrez es siempre la caída del contrario. Hasta que no queda partida.