El ser humano tiene una memoria muy corta, o al menos tiende a olvidar ciertas cosas pare centrarse demasiado en lo presente. Cuando Miley Cyrus, ídolo adolescente de millones de niñas y jóvenes en todo el mundo, apareció bailando de forma provocativa en los escenarios, muchos pusieron el grito en el cielo. Aquel descaro era inaceptable, más cuando procedía de una joven que había sido, hasta hace nada, una estrella infantil en la televisión. Pero ese era precisamente el motivo por el que Cyrus decidió mostrarse excesivamente sexual en aquellas presentaciones, y aparecer desnuda en el videoclip de Breaking Ball. Se trataba de romper con la imagen de niña inocente que la había llevado a la fama. Cuanta más controversia, mejor. Muchos la criticaron, pero otros alabaron su valentía, convirtiéndola casi en una heroína del siglo XXI. Ella, sin embargo, sabía que si estaba ahí era gracias a que otras muchas habían abierto el camino, décadas antes.
Es imposible negar que Madonna, la indiscutible Reina del Pop, provocó todo un terremoto en la música de los años 80. Pero no solo sorprendió por su faceta como cantante, sino también como actriz, como icono de la cultura popular en aquellos tiempos. Una mujer hermosa y descarada, que hablaba de temas tabú en sus canciones, que se mostraba provocativa en sus videoclips… Para los más conservadores, una provocadora nata sin talento que solo aprovechaba su cuerpo. Para el resto del mundo, una de las mujeres que abanderó esa liberación sexual de la que hoy, por suerte, podemos disfrutar, aunque en algunos sentidos vayamos hacia atrás. Madonna se erigió en los 80 como la estrella musical más grande del mundo, solo en competencia con Michael Jackson. Cada proyecto era una nueva aventura, un nuevo reto, porque si algo disfrutaba la estadounidense era hacer cosas nuevas y romper con las expectativas. Pero ni siquiera sus mayores fans pudieron intuir lo que ocurriría en 1992 con la salida de Sex, un libro erótico con desnudos explícitos que supuso el culmen de la provocación sexual por parte de la cantante. Prohibido en algunos países y censurado por el propio Vaticano, el libro se convirtió en toda una leyenda.
Una artista siempre polémica
La provocación era una parte imprescindible de la figura de Madonna. Lo había sido desde el principio de su carrera, y desde luego era un arma muy potente para conseguir destacar entre tantas otras artistas. Se la puede criticar por mil cosas distintas, pero sin duda la intérprete de Like a Virgin logró marcar un punto de inflexión con su música y sobre todo con su imagen.
A raíz de su éxito aparecieron muchísimas otras cantantes exuberantes, provocativas y sensuales, pero ninguna pudo siquiera hacerle sombra a la Reina del Pop. Acostumbrada a estar siempre en el ojo del huracán, Madonna se tomó con naturalidad el proyecto de Sex, un libro en el que hablaría de sexo a través de su alter ego, Ditta. Era un nuevo reto, para ver hasta dónde podía llegar. Y desde luego, el resultado no defraudó a nadie, aunque enfadó justo a la gente adecuada.
Fotografías de desnudos explícitos
El interés de Madonna por el sexo era algo evidente, pero nunca había llegado tan lejos como con este proyecto. En sus canciones, la intérprete trataba temas que habían estado prohibidos hasta no hace mucho, como los embarazos adolescentes, la homosexualidad o incluso el SIDA. La valentía de Madonna en sus discos y canciones se topó con la cerrazón de los sectores católicos y conservadores. Aquellas polémicas siempre acababan por favorecerla y llevar sus proyectos un paso más allá. Pero con Sex todo saltaría por los aires. La idea de crear un libro de auténtico lujo, con materiales especiales, fotografías de desnudo y textos directamente explícitos parecía demasiado arriesgada. Incluso su discográfica, Warner, y la propia editorial con la que aparecería el proyecto, le marcaron ciertos límites al ver el tono que estaba cogiendo el libro.
En Sex aparecían fotografías en blanco y negro de tríos, relaciones entre dos hombres, miembros masculinos, vello púbico y desnudos de la propia Madonna. Se incluían, por ejemplo, fotografías de la cantante paseando por la autopista, sin nada de ropa encima más que unos tacones. La estrella acostumbraba a pasearse por su mansión de Miami como Dios la trajo al mundo, delante del equipo de fotógrafos, maquilladores y demás. La naturalidad era parte del proyecto, aunque cada imagen estaba pensada al milímetro. El libro contó con la colaboración de estrellas de la época como Naomi Campbell, el actor porno gay Joey Stefano o el músico Vanilla Ice, pareja sentimental de Madonna en ese tiempo. Su edición de lujo se vendía a un precio bastante alto, entre los 50 y los 90 dólares, pero contra todo pronóstico, el proyecto se convirtió en un verdadero éxito de ventas.
La liberación sexual en los 90
La editorial confiaba en llegar a los 350.000 ejemplares para al menos cubrir los costes de producción del libro. Finalmente se vendieron más de un millón y medio de copias antes de que el libro se descatalogara. Todo un triunfo para un proyecto personal en el que Madonna había puesto, literalmente, todo de sí misma. Quería no solo ofrecer un artículo de lujo a sus fans, sino volver a remover consciencias al inicio de una década, los 90, que ya auguraba nubarrones en el cielo después de aquellos coloridos años 80. La liberación sexual, en todas sus formas, era el tema principal de Sex. La figura de la mujer empoderada, cuando este término apenas se utilizaba, estaba muy presente en el libro y en los textos, pero también había hueco para relaciones fetichistas, homosexuales, etc…
Los 80 ya habían supuesto una ruptura bastante importante con muchos tabúes sexuales. Sin embargo, Madonna siempre quería ir más allá, y es que estamos hablando de hace treinta años, cuando las cosas no eran ni mucho menos como son ahora. En muchas entrevistas, la propia cantante ha enaltecido su legado y ha reconocido a sucesoras como Britney Spears, Christina Aguilera (imposible olvidar aquel beso en la entrega de premios), Cardi B o Miley Cyrus. Ella fue una de las primeras en atreverse a usar lencería en el escenario. Imitaba los movimientos de la masturbación y se desnudaba en portadas. Era la mayor estrella de la música, y ofrecía una imagen salvaje, porque era lo que quería. Mostrarse de esa forma, insinuante, ardiente, sexual, porque formaba parte de su propia personalidad.
Un libro que hizo historia
Sex fue lanzado en octubre de 1992 y contenía, en su edición especial, un cómic erótico en un formato que imitaba un condón, así como el Cd de su single Erotica. El lanzamiento del libro causó un gran revuelo, y fueron muchos los que corrieron a las librerías a adquirirlo. Por petición expresa de Madonna, y por el packaging que traía, no se podía abrir en las librerías.
Quien quisiera ver su contenido tenía que comprarlo, en una época en la que era imposible filtrar esas imágenes con tanta facilidad como ahora con Internet. El libro se convirtió en un auténtico boom, fue prohibido por India, rechazado por el Vaticano y censurado por diversas librerías en todo el mundo. Ni siquiera la MTV apoyó del todo a Madonna con su vídeo de Erotica. A nivel comercial, la salida de Sex supuso una época algo turbulenta para la Reina del Pop. Sin embargo, no tardaría en recuperar su forma y subirse, de nuevo, a lo más alto de la música popular.